Atlas de las zonas erógenas masculinas

Las zonas erógenas de los hombres, al igual que las de la mujer ya que prácticamente se comparten, no se centran sólo en la zona genital. Hay muchas áreas igual de receptivas y sensibles por todo el cuerpo que debemos explorar y estimular para hacer el sexo más placentero.

Cuáles son las principales zonas erógenas masculinas

Por orden de preferencia serían el pene, los labios, los testículos, la parte interna de los muslos, el cuello, los pezones, el peinero, la nuca y las orejas.

Empezamos este recorrido por las orejas, que debido al gran número de terminaciones nerviosas, son un punto muy sensitivo al tacto, no sólo con las manos, también con los labios y la lengua. El sentido del oído durante las relaciones es muy importante, por lo que susurrar o gemir puede ser también algo muy estimulante.

Los labios son una de las zonas que mejor responden ante cualquier estímulo, pudiendo convertirse en el punto de incitación previo a una relación sexual. Besar, lamer, mordisquear… el abanico de opciones es muy amplio. A esto se suma la gran cantidad de testosterona que se encuentra en la saliva masculina, responsable del aumento del deseo .

Con los labios podemos recorrer el cuello, una zona clave en nuestro recorrido por las zonas erógenas. Aquí se presentan también varias opciones, como besos suaves, caricias e incluso presiones ligeras.

Antes de llegar a la zona genital, podremos juguetear con el pecho y sus pezones, el abdomen, la espalda, incluso los brazos, las manos y los dedos. Las posibilidades se multiplican. No tenemos que centrarnos sólo en una zona en concreto, podemos ir jugando con varias a la vez y de diversas formas. Prueba a darle rienda suelta a la imaginación y no te cortes a la hora de probar y preguntarle a tu chico qué le apetece.

El pene es sin duda el centro de atención en cuanto a estimulación sexual. Debes tener claras sus preferencias para conseguir su máximo placer. El pene y la zona que le rodea es altamente sensible a los estímulos, y el glande es la parte más perceptiva de todo el cuerpo masculino. El sexo oral es una gran baza, aprovecha mientras tienes tu boca ocupada a recorrer su perineo o hacerle una masturbación.

Una parte normalmente ignorada tanto a la hora de estimular o durante el acto sexual son los testículos. Esta parte extremadamente sensible se debe manejar con cuidado y de la manera adecuada. El perineo se encuentra entre los genitales y la zona anal y se caracteriza por tener multitud de terminaciones nerviosas. A través de ella podemos hacer presión en la próstata, considerada el punto G masculino.

Muchos hombres rechazan de entrada la estimulación anal. Es algo que debéis querer los dos y conviene preguntar antes de actuar. A través del ano podemos alcanzar la estimulación de la próstata, que se encuentra a unos 5 centímetros. Las nalgas también dan mucho juego durante el acto sexual, con la ayuda de caricias, pellizcos, palmadas o las uñas.

La parte interna de los muslos se advierte como otro punto de excitación junto a la parte de atrás de las rodillas, las piernas en general y, para algunos, los pies. Cada hombre tiene su propio atlas de excitación, ¿conoces el de tu chico?

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