El cigarrillo electrónico y los sistemas electrónicos de administración de nicotina, también conocidos como dispositivos SEAN, han abierto muchos debates sobre sus contraindicaciones, efectos secundarios y su uso abierto en cualquier lugar por encima de las restricciones de prohibido fumar.
Mayor control del cigarrillo electrónico
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide un control exhaustivo regulando la venta a menores, las campañas de publicidad y el uso de estos dispositivos en espacios cerrados y en lugares donde está prohibido fumar, para evitar el consumo de estas sustancias tanto en menores como en posibles fumadores pasivos. Lo que se pretende en última instancia es que estos dispositivos se rijan con la actual normativa sobre tabaco.
Recalcan la incitación a fumar y la temprana edad de inicio al consumo de nicotina en adolescentes que produce este tipo de dispositivos. Si bien no se aportan pruebas contundentes de sus efectos ya que los datos existentes son aún limitados, se considera menos peligroso que el cigarro tradicional, aunque es cierto que también contiene elementos nocivos para la salud ya que no se trata de un producto puramente inocuo como se publicita.
A corto plazo, el uso de cigarros electrónicos, produce irritación en los ojos y en las vías respiratorias. La Organización desaconseja su uso, ya que ningún organismo independiente ha comprobado su seguridad, efectividad y calidad.
A partir de octubre, gracias al informe presentado por la OMS se pretende la regulación del uso, venta y publicidad de estos dispositivos por parte de todos los Estados miembros.
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